Monday, November 14, 2011

RosarioRock.com








Black Rebel Motorcycle
Rock americano




 
“Los críticos de rock lo llamamos 'magia' cuando hemos perdido ya las palabras”. Simon Reynolds. El martes 8 de noviembre en Niceto (Buenos Aires) se presentó Black Rebel Motorcycle Club, siendo ésta su tercer visita a la Argentina.

Es difícil cuando aún quedan huellas físicas, cuando la sensación de aturdimiento perdura en el cuerpo. Es que los oriundos de San Francisco dieron un impiadoso show de dos horas y media, en el que repasaron su discografía que, en cuestiones de estilo, tiene su base en el rock americano (blues tocado por jóvenes que crecieron escuchando bandas inglesas de shoegaze y space rock, pero también new wave), country, góspel y soul.

El rock es un arma cálida. Y Peter Hayes (guitarra y voz), Robert Levon Been (bajo y voz) y Leah Shapiro (batería) lo saben y hacen uso de ello. El recorrido por su repertorio, que empezó con “Beat the devil’s tatoo” de su último disco homónimo, fue el primer disparo a un público que pone el pecho esperando el siguiente tiro. “Conscience killer”, “666 conducer” del genial Baby 81, al igual que “Berlin”, abrieron la noche.

“It’s good to be back”, saludó Hayes al inicio, algo tímido y con una sonrisa. Hayes le da a la guitarra allí, en ese lugar que pega en el centro de su público, mientras la coloca en posición de escopeta. La distorsión en los rasguidos y riffs de Levon Been provocan zumbidos en los oídos que durarán una semana en los presentes. Shapiro, le da a la batería sin descanso, tema tras tema, dejándolo todo aún cuando parece que está al borde del desmayo.

Con pocas intervenciones y canciones cantadas tanto por Hayes como por Levon Been, Niceto explotó durante “Whatever happend to my rock and roll” y recibió aplausos y gritos desde los primeros acordes de “Ain’t no easy way”.

Para los bises, Hayes subió solo a un escenario con luces tenues, para tocar una canción compuesta por su padre, fallecido recientemente, seguido por Levon Been, que tocó “ Weight of the world”.

Con la banda completa, sonaron “Shadow’s keeper” y “Open invitation”, una invitación sicodélica para dejar Niceto, hipnotizados, aturdidos y obnubilados por aquella magia que puede lograr el encuentro de tres personas que entienden de rock sobre un escenario.

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